Por:
Federico Pérez Bonfante
Profesor. Universidad del Valle
Afiliado a SINTRAUNICOL – Cali
Miembro de la ONG de DDHH NOMADESC
En la instalación de los diálogos de Oslo, tanto el pronunciamiento de las FARC como del gobierno Santos han dejado claro lo obvio: las posiciones son diametralmente distintas. A pesar del manejo que los medios de comunicación han dado al discurso pronunciado por Márquez, no se deben generar alarmas, oleajes de pesimismo o profundas preocupaciones, pues precisamente las partes han convenido sentarse en una mesa porque mantienen concepciones asimétricas en varios temas, quizá no en todos, pues hay cosas en las que las FARC y el establecimiento se parecen, por ejemplo en las acciones de guerra que ambos despliegan contra las comunidades indígenas. Lo que resultaría absurdo es que, por ejemplo, el partido Liberal y el Conservador instalaran una mesa de diálogo y negociación, pues entre estos partidos y sus mutaciones no existen diferencias reales, obsérvese cómo el Procurador Ordóñez, por ejemplo, borra cualquier asomo de disenso entre los unos y los godos.
En el discurso de instalación y en las posteriores declaraciones en la rueda de prensa, Humberto de la Calle, jefe negociador del gobierno Santos, ha dejado claro lo que persigue el Estado colombiano en este proceso: 1. Que las FARC acompañen las iniciativas de Restitución de Tierras y Reparación a Víctimas; 2. Que las FARC se constituyan en una organización política que actúe en el marco de la democracia vigente en Colombia[i]; 3. Que este proceso es entre las FARC y el gobierno; 4. Que este proceso no debe tomar mucho tiempo; 5. Que el modelo económico y de desarrollo no se somete a discusión, así como tampoco (6) el tamaño del Ejército. En este marco de cosas, además, el gobierno no está dispuesto a pactar un cese al fuego para adelantar las conversaciones.
En el caso de las FARC, el discurso de Márquez es opuesto al del gobierno en cada uno de los anteriores puntos: 1. Han señalado de la política de Restitución de Tierras es una trampa para el campesino; 2. Las FARC no creen en la democracia a la colombiana; 3. Las FARC insistieron en un proceso amplio con sectores de la sociedad, más allá del gobierno; 4. Asimismo insistieron que cinco décadas de guerra no se resuelven en pocos meses; 5. Las FARC consideran que la paz implica discutir el modelo de Estado, el modelo económico y de desarrollo y; 6. Para las FARC, el tamaño del Ejército debe reducirse una vez culminado con éxito un proceso de paz con la insurgencia.
Para que este proceso sea exitoso en los márgenes y alcances del mismo, quizá las partes deban comprender recíprocamente cosas: el gobierno Santos debería asumir que la paz SI pasa por el modelo de Estado, de desarrollo y económico, es la causa misma de la guerra; al tiempo que las FARC deberían entender que no todos los asuntos a transformar en el Estado y la sociedad colombiana se alcanzan concretamente en un proceso de paz.
Es un principio ampliamente validado, incluso Humberto de la Calle así lo dejo ver, que la paz va más allá del silenciamiento de los fusiles. En este sentido, la paz tiene mayor relación con las condiciones de vida digna que los ciudadanos puedan gozar en la sociedad que con el fin mismo de la guerra. Esas condiciones pasan, sin duda alguna, por la orientación económica, la concepción de desarrollo y el tipo de Estado que adopte una sociedad.
Para dar un ejemplo: la ciudad de Oslo es la que es en razón de decisiones sobre estos asuntos, por supuesto, también en razón a su continuo histórico y cultural. Por las mismas razones podemos afirmar que Bogotá, Cali, Barranquilla o Medellín son las ciudades que son, pues hacen parte de un país económicamente gobernado por la facultad de Economía de la Universidad de los Andes, el Banco Mundial, el FMI, el BID, la OMC, entre otras instituciones de inspiración neoliberal, teoría económica que lleva a cierta concepción y rol del Estado, al tiempo que entiende el desarrollo de una manera particular. El hecho de que tengamos cada vez más EPS´s y menos hospitales públicos, el hecho de que para poder adquirir una vivienda debamos pagarle a bancos privados altísimos intereses, así como el hecho de que se proponga a los jóvenes recién egresados de los colegios que para estudiar deban recurrir a préstamos al ICETEX y a la banca privada, entre muchas más situaciones, obedece al modelo económico, de desarrollo y de Estado, insisto.
Los resultados de esta orientación que nos ha gobernado por al menos tres décadas saltan a la vista: “Colombia solo supera a Haití y a Angola en desigualdad”[ii] mundial. Por allí comienza la guerra, pues la mayor parte de los muertos de este país no se deben al conflicto armado, sino que están vinculados con las condiciones de pobreza de la mayor parte de la población colombiana. Si el gobierno no admite esto, definitivamente no le interesa la paz. En lo que acierta el gobierno, parcialmente, es que este tema no tiene por qué tratarse con las FARC, exclusivamente añadiría yo, sino que debe discutirse y decidirse por el soberano de la democracia: el pueblo. Pero el gobierno no lo somete a diálogo con las FARC ni con el pueblo. Se reúne y acuerda la política económica colombiana con el Sr. Slim, el hombre más rico del mundo, con los Presidentes de las más devastadoras multinacionales o con los representantes del Banco Mundial, el FMI y el BID para Colombia. El gobierno no está prisionero al proceso con las FARC, ha dicho, pero el país si esta preso a las voluntades de un gobierno que obedece a la receta neoliberal que tiene en crisis a los Estados Unidos y a Europa.
El proceso que ha iniciado debe constituirse en una oportunidad, más allá del gobierno y de las FARC, para que el pueblo colombiano redefina el rumbo del país luego de décadas de un modelo de Estado, económico y de desarrollo que ha conducido a Colombia a ser una vergüenza social internacional. El problema es que el pueblo colombiano, en su mayoría, ha sido ubicado como espectador cuando debería ser precisamente el actor protagónico del proceso. Y cuando sectores de la población manifiestan su legítimo interés por asomar en el proceso, son silenciados o descalificados. ¿De qué democracia es que estamos hablando?
[i] Igual se le propuso al M – 19 y ya sabemos todos en lo que terminó este proceso, incluyendo candidato presidencial (Carlos Pizarro) asesinado.
[ii] Diario Portafolio.co Enlace: http://www.portafolio.co/economia/colombia-solamente-supera-haiti-y-angola-desigualdad
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